LAS REBAJAS

Este año he cometido la estupidez de ir a las rebajas.... Nunca me han gustado.


No me han gustado no porque sea una snob, y me guste comprar cosas de temporada, sino porque creo que no sirven para cumplir su propósito.
El lunes me levanté prontito, después de eximirle del compromiso de acompañarme, me puse calzado cómodo, ropa fácil de poner-quitar y como si ese día me hubieran prometido que me iban a regalar un tesoro, salté a la calle.
Previamente había pensado en la zona donde menos tumulto podría haber, y aunque me pilla mas retirada, aposté por echar mas tiempo en el metro, pensando que valdría la pena.... QUE VA!!!!


Tuve la sensación de que todo el mundo había pensado lo mismo que yo.

Recordé a Pedro Palacios, mi profesor de mates en COU, que enseñando probabilidad, y dentro de uno de sus discursos geniales y delirantes, nos hizo plantearnos qué pasaría si todo el mundo, a la misma hora, pasara a la vez por la Plaza Mayor.

Nunca estuve tan cerca de experimentar en persona una teoría de probabilidad matemática....
Eso no me desanimó.

Entré en la primera tienda, y como en las peores imágenes del telediario, tuve que hacer cola para acercarme a la estantería a ver chaquetones sin botones, jerseys manchados de carmín, pantalones sin cremallera y demás chollos rebajeros.
Esto no iba bien.

De repente, mi cara se ilumina, veo una zona de la tienda donde la ropa parece estar intacta. Desde lejos puedo ver abrigos, camisas, jerseys... Me froto los ojos..... esto es un espejismo, no puede ser real.... y no tiene a penas gente alrededor revolviendo!!!!

Mi sonrisa se desdibuja al acercarme y leer en un cartelito muy estiloso: NUEVA TEMPORADA

Decido coger un jersey de debajo del cartelito maldito ( que estaba sin rebajar en calidad y precio...) y después de prescindir de la cola del probador y de aguantar pacientemente 20 minutillos en una fila de locas por las rebajas para pagar, volví a mi casita escarmentada.