lunes, 11 de enero de 2010

Hasta ayer, Facebook era para mi un sitio donde poder echar un vistazo a mis amigos por una única ventana, no importa dónde se encuentren.
Un sitio donde se publican comentarios desenfadados en los muros, y se mandan abrazos, good karma, chocolates...
Todos los días revisaba a qué grupos (a cuál más ingenioso) se habían unido mis amigos, y revisar las fotos de los viajes, vacaciones y fiestas.

Todo esto hasta ayer.

Facebook me ha hecho saber que alguien se ha ido. De forma repentina e increíble. Su perfil aún está ahí y sus fotos llenas de vida y sonrisas.

Mis amigos de Facebook no son virtuales, no son perfiles y fotos, y eso a veces se puede olvidar....

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