Mañana es 22 de diciembre, el pistoletazo de salida de todas las fiestas navideñas que se nos vienen encima.
Es el día de el sorteo Nacional de Lotería de Navidad.
Mi madre le llama el día de la salud. Según ella, el comentario general tras la decepción de descubrir que no se es premiado es: "Al menos tenemos salud, la salud es lo que importa".
Es un día curioso.
Es un día en el que la música de fondo son los niños cantando por la radio un sinfín de números con su premio (el cual no me acostumbro a oir en euros, la peseta era mas musical).
Es un día en el que se comenta como noticia de última hora qué premio ha salido y a qué hora: " El segundo premio ha salido a las 8, no veas qué madrugador.... íntegro vendido en Masegoso, Albacete"
Un día en el que se juega a predecir el futuro: "Seguro que algo toca en la Bruxa D´Or" "Hubo inhundaciones en Sevilla, así que seguro que algún pellizquito toca por allí"
Ese día, llegas a casa, y en el Teledirario hay un grupo de personas con Sidra el Gaitero y espumillón navideño a modo de bufanda, en la puerta de la Administración, celebrando su buena suerte. Creo que son siempre las mismas imágenes de archivo que las repiten año tras año....
Al día siguiente haces un montoncito con tus números: Los décimos, las participaciones de distintos colores y tamaños, y comienzas con gesto serio a buscar en una lista no apta para problemas oculares si el calvo de la lotería te ha soplado suerte sin que te hayas dado cuenta....
No, este año tampoco.....
El último ejercicio de este ritual navideño es el arrepentimiento y el propósito de enmienda: "Hay que ver el dineral que me he gastado en Lotería, el año que viene me tengo que controlar"
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